Dedicado a todos aquellos que han intentado publicar y han sido rechazados una y otra vez. Pues eso, a gente con más moral que el Alcoyano. Si eres uno de nosotros, acomódate. Y si no...también. Bienvenidos todos a la Generación del Alcoyano
"El mundo no se hizo en el tiempo, sino con el tiempo"
San Agustín
San Agustín
sábado, 4 de diciembre de 2010
La Ira del Dios Oscuro
Después de una prolongada sequía de casi un mesecito, vuelvo a activar este blog con parte de la primera novela de un joven autor gaditano. Con su recién estrenada veintena de años, el chico promete, ya que ha conseguido realizar el sueño que muchos anhelan: publicar.
"La Ira del Dios Oscuro" se llama la historia, de corte fantástico como podréis observar cuando leáis lo siguiente. Forma parte de una saga de diez libros ni más ni menos. Todos escritos y a falta de publicación (excepto el nombrado, que es el primero de ellos).
Así pues, disfrutad y sumergíos en el mundo que se nos muestra.
PRÓLOGO
Estaba sentado en un viejo tronco caído, una sucia y raída capa cubierta de manchas de barro y con miles de pequeños agujeros, cubría su delgado aunque musculoso cuerpo, era alto y tanto su escaso pelo como su poblada barba, estaban encanecidos por el paso inexorable de los años, aquellos años que habían convertido a aquél hombre en alguien muy extraño y especial al mismo tiempo.
Su apacible rostro surcado por algunas arrugas delataba su nerviosismo y cansancio, hacía mucho tiempo desde que se sentó sobre aquél tronco, había perdido la noción del tiempo pero sabía que de todos modos habían pasado años. Aun así, no le importaba en absoluto.
Sintió un ligero cosquilleo en la pierna izquierda, y descubrió que una crisálida estaba abriéndose en su rodilla dando paso a la pequeña mariposa que veía la luz por primera vez. Ya había pasado tanto tiempo desde que se sentó allí, que incluso los insectos lo confundían con el entorno, ya fuera por su total inmovilidad o por la suciedad que le cubría.
Un crujido proveniente del bosque que había a su espalda le sacó de su ensimismamiento, y giró la cabeza por vez primera en trece años. Había una figura alta y luminosa tras él, en sus brazos sostenía un bebé envuelto en un lío de mantas, que seguramente no pasaría del año de edad.
-¿Es ya la hora, maestro? –Preguntó el hechicero levantándose del tronco con lentitud.
-Sí, mi querido amigo, es la hora de que cumplas la más importante misión de tu vida.
El hombre que sostenía al bebé poseía una voz grave y potente.
-Maestro, yo no sé nada de bebés, ¿cómo puedo cuidar de él?, no tengo ni idea.
-Tú tal vez no sepas cuidar un niño, pero conoces a alguien que sí puede hacerlo –dijo la alta figura entregándole al pequeño con delicadeza.
-Pero maestro, ella no es adepta vuestra… además… –el hechicero parecía dudar-, tiene un humor de perros.
El dios sonrió de forma indulgente, el carácter de aquella mujer había llegado a sus oídos.
-No debes preocuparte. Aunque no es adepta mía, sí lo es de mi hermano, y él desea que tu misión se cumpla con buenos resultados, en cuanto a su humor…, procura no hacerla enfadar.
-Como deseéis, maestro.
El dios observaba el aspecto del hombre.
-¿Cuánto tiempo llevas aquí sentado?
-Hace años que perdí la cuenta –contestó el hechicero.
-¿Y no se te ocurrió una forma mejor para desperdiciar todos esos años?
-Maestro, ¿qué son los años para mí? La muerte no me puede encontrar de forma natural y no pienso dejar que nadie se enfrente a mí, pues mi poder es superior. Sólo vos y los otros dioses, pueden acabar conmigo.
El dios se giró y comenzó a caminar para perderse en la espesura mientras con su voz potente decía:
-Cumple con tu misión. Lleva a este niño ante Gathel y cuidadle entre los dos, debéis ser para él como el padre y la madre que han muerto esta mañana. Sé que le protegerás de todo mal hasta que pueda defenderse él solo, y luego le llevaréis ante su destino, tal y como está escrito.
-¿Y si Gathel se niega? –Quiso saber el hombre.
-Ella no se opondrá a cumplir su deber, esto está planeado desde hace mucho tiempo, y la hechicera lo sabe.
-Como digáis, maestro.
El hechicero observó cómo desaparecía el dios entre los árboles del viejo bosque. Tras eso, se transformó en un gigantesco buitre color azabache que agarró el lío de mantas y emprendió el vuelo.
"La Ira del Dios Oscuro" Juan Jesús Hernández Gómez
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Vaya, muchísimas gracias por el detalle, no diré que me sorprende porque lo sabía, pero me halaga ver algo así.
ResponderEliminarEspero que los lectores disfruten con la lectura de la novela tanto como yo cuando la escribía. Eso sí, cuanto más avanza la historia, mejor se pone xD.
Muchas gracias, Beren, un abrazo amigo.
Una historia interesante, de un autor jovencísimo que, seguro, mejorará como el buen vino. Un abrazo a los dos, a ti Beren por tu generosidad y a J.J.
ResponderEliminarOtro abrazo a tí, Sergio. Eso espero, mejorar, que aún me queda mucho camino por recorrer xD.
ResponderEliminarSi es que con colegas así es imposible desanimarse xD.
Nada, J.J, es un placer. Basta ver la ilusión y fuerza que llevas en tus escasos (pero prolíficos) años escribiendo para dedicarte esta y otras páginas.
ResponderEliminarUn saludo y al toro.
Hola Sergio.
ResponderEliminarGracias por tu comentario, pero para eso está principalmente este blog, ya lo sabes.
De todas maneras pienso que en generosidad tú me das mil vueltas con el tuyo, jeje.
Un saludo y gracias a ti.