"El mundo no se hizo en el tiempo, sino con el tiempo"

San Agustín

domingo, 28 de octubre de 2012

¡12.000 visitas!

¡Por fin llegamos!

A todos aquellos que sin-queriendo y con-queriendo han caído alguna vez en esta perdida página de internet, gracias.
Gracias por caer y leer al menos durante unos pocos minutos, y doblemente gracias a los que dedicásteis vuestro tiempo en escribir comentarios. Como se dice siempre, sois la razón de estos escritos. Me siento satisfecho si ha servido de algo, si alguien disfrutó con las historias, se enteró de eventos que a mi parecer son interesantes, o de nuevos libros que igualmente no deberían caer en el olvido. Ojalá haya servido al menos un poquito para dar un minúsculo empujón a los escritores noveles que luchan por llegar a más.
Y una cosa es segura: el número seguirá subiendo, sin duda (más que nada, porque el contador de visitas no puede disminuir...a no ser que lo borre, claro)

viernes, 19 de octubre de 2012

"Siglo de Oro, siglo de Ahora", de Ron Lalá

Aquí dejo uno de los videos que hay colgados por Youtube de este magnífico grupo que son Ron Lalá.
¿El motivo? Pues porque creo que se lo merecen y quiero anunciar a los que no los conozcáis que durante estos pocos días que quedan de octubre y los primero de noviembre esta´ran actuando enm los Teatros del Canal en Madrid.
Si quieres ver buen teatro cómico, crítico, d eépoca y a la vez muy actual, realñizado todo por cinco jóvenes genios multidisciplinares ( ya veréis por qué si tenéis ocasión), no dejéis pasar la ocasión.
Por lo menos, antes de que sean tan famosos que las entradas valgan un pico...
En serio, ved el video y os haréis una idea.

lunes, 15 de octubre de 2012

El salto imposible: Alkemade y la supervivencia

Si la anterior historia que mostré era increíble, no menos es la que a continuación voy a exponer. No os la creeréis como yo lo hice, pero son hechos constatados pese a quien le pese.

Nicholas Alkemade era un sargento de la RAF en tiempos de la Segunda Guerra Mundial. Sucedió que, durante una misión como cañonero de cola en un bombardero aliado, y situado en un estrecho habitáculo en el que ni siquiera cabía su paracaídas, el avión fue alcanzado y se vio en la necesidad mas absoluta de lanzarse al vacío. Sin paracaídas y a unos 6000 metrillos de altura. Morir consumido por las llamas o hacerlo aplastado contra el suelo.
Decidió lo segundo y saltó al vacío. Mientras lo hacía observaba cómo los Junkers alemanes disparaban luminiscentes ráfagas dirigidas contra el resto de su escuadrón. Cayó y cayó, y al final golpeó sobre un bosque de pinos, cuyas ramas fueron aminorando su velocidad de caída hasta tal punto que el colchón de nieve que cubría el suelo lo salvó amortiguando el trompazo. Según unas fuentes se torció un tobillo, y según otras tuvo un esguince de rodilla. Eso después de una caída de unos seis kilómetros....
Como vio, sin embargo, que el frio sí que lo mataría a pesar de haberse salvado de lo peor, tocó su silbato y fue encontrado por el ejército alemán. En principio parece que estos pensaron que sufría un shock traumático, y después lo tomaron por un espía. Cuando hallaron los restos del avión del que aseguraba Alkemade que provenía y corroboraron que la narración se sustentaba, se dice que lo soltaron. Además, le regalaron una biblia con un certificado de veracidad de su historia (algo que no entiendo muy bien, pero así consta), ya que nadie en su sano juicio la creería.
Como parece ser que esto le supo a poco, posteriormente Nicholas trabajó en una  planta química donde sufrió varios accidentes como una fuerte descarga eléctrica, la caída de una viga metálica o la inmersión durante una hora nada menos que en un pozo de cloro...
Murió el 22 de junio de 1987 por causas naturales.
Sin comentarios.

domingo, 7 de octubre de 2012

La increíble historia del capitán Zapata

A veces la historia oculta hechos insólitos que no deberían ser olvidados. Relatos sorprendentes dignos del mejor libro o la mejor película. Os voy a relatar algunas que a mi juicio son de lo más interesante que hallé indagando. Espero que os guste como a mí.
Comienzo con la siguiente.
 
La increíble historia del capitán Zapata
 
Remontémonos al siglo XVI, en plena sudamérica. Tiempo de conquistas y colonizaciones, a la par que exploraciones. Concretamente a una rica villa con más habitantes que Madrid, Londres o París en la misma época. Suena curioso y sorprendente que fuese así, pero cierto fue por las crónicas. Me refiero a la Villa Imperial de Potosí, en Bolivia.
 
En 1561 apareció en tal lugar un capitán llamado Giorgio Zapata, quien afirmaba haber estado al servicio del Duque de Medinaceli y del Virrey de Sicilia. Se convirtió entonces en aprendiz de un minero alemán y poco después descubrió un filón de plata sumamente rico; lo explotó durante diez años en sociedad con un asturiano con el que trabó amistad llamado Rodrigo de Peláez. Zapata se convirtió en uno de los hombres más ricos de Potosí y uno de los más respetados.
Después de quince años, Giorgio Zapata decidió regresar a su país. Obsequió con regalos a todos su amigos y se despidió de ellos, llevando consigo dos millones de reales de a ocho además de 138 kilogramos de oro puro. Pero su destino no fue la península. Se dirigió a Estambul para presentarse al sultán Murad II.
Porque se trataba de su ciudad natal, y el nombre verdadero de Zapata era Amir Çighala. El capitán era súbdito de la Sublime Puerta, el más feroz enemigo de España y de la Cristiandad. Narró sus aventuras al sultán y le regaló parte del oro que traía. Como agradecimiento se le concedió el mando de la flota, en general de las galeras. Cargo desde el cual fue catapultado al de visir del sucesor de Murad II, el sultán Mohamed.
El 11 de octubre de 1588 Çighala participó en la toma de Agria y en otras victorias turcas sobre los cristianos, con lo que hizo méritos para ser designado, finalmente, virrey de Argel.
Mientras Çighala no paraba de escalar posiciones, su socio Rodrigo de Peláez había decidido volver a su tierra natal, Asturias, tan rico como el turco. Pero al cabo de los años, el indiano sucumbió a la nostalgia por las Indias y, resuelto a regresar a Potosí, se dirigió a Cádiz para embarcarse.
 
Corría el año 1596. Los ingleses, comandados por el conde de Essex, bombardearon la Tacita de Plata  mientras el asturiano esperaba su navío y tomaron al asalto la ciudad. Peláez no solo perdió todas sus riquezas sino también su libertad: los británicos lo tomaron como presa de guerra y fue convertido en esclavo.
Como tal viajó a Inglaterra y luego a Francia pasando por distintos amos hasta que cayó en manos de unos árabes que lo condujeron a...Argel. En esa ciudad norteafricana lo vendieron a un poderoso turco, Kara Çigala, hermano menor de Amir Çigala.
Allí lo descubrió su antiguo amigo, el ahora virrey, y lo rescató de su cautiverio. Uno y otro se relataron sus aventuras desde que se despidiesen en la lejana Potosí. Çighala confesó que siempre había profesado la ley de Mahoma, ocultándola a los cristianos durante toda su estancia en América. Dos meses más tarde el otomano envió al asturiano de regreso a España, con una carta escrita en buen español con "algunas frases en árabe" y bien cargadito de regalos de oro.
 
Toda una historia digna del mejor Spielberg, ¿no?