Instrucciones para Armar la gorda
(más o menos)
Componentes:
Armar: (verbo) Poner o
dar armas, preparar para la guerra.
La: (artículo
determinado femenino singular). Se antepone a un sustantivo femenino singular
para indicar que el referente es conocido por el hablante y el oyente.
Gorda: (adjetivo) De mucha carne o grasa.
Contenido del envase:
Frase hecha: producirse
una pelea o un alboroto entre una o muchas personas.
Indicaciones:
Proceso mediante el
cual organizamos un alboroto en momentos indicados, debido a actos pensados y cavilados
previamente o, simplemente, como consecuencia de otros espontáneos.
Contraindicaciones:
Este acto no debe
realizarse en ciertas situaciones si estas se escapan al control o se vuelven
contra uno mismo.
Precauciones:
Armar la gorda debe
realizarse con control y con un motivo a ser posible. Esta expresión es
sinónimo de “Armar o montar la de Dios”, “Armar o montar la de Cristo”,
“Hacerla buena” o “Montar la gorda” entre otras; pero no vale “Armar la flaca”
o “Montar la flaca o delgada”, ya que no nos llevaría a los objetivos deseados.
También debe tenerse
cuidado de tomarse literalmente la frase, ya que nos puede llevar a efectos no
deseados, sobre todo si escogemos a una señora (o señorita) algo gruesa (o
mucho), y le ofrecemos gentilmente una serie de armas, ya sea un sencillo
cuchillo de cocina o un obús. Además, cuanto más gruesa sea la dama y las armas
sean más contundentes, más peligro puede encerrar el asunto (dependerá sobre
todo de la animadversión que le tenga hacia usted o sus alrededores).
Idem para “Montar la
gorda” en cuanto a la frase literal, ya que estaríamos entrando en terreno
escabroso y de efectos totalmente distintos a los buscados en principio.
Interacciones:
Especial cuidado con no confundir y tomarse literalmente la frase
(¡ojo!), y menos si también se realiza del modo correcto, ya que los efectos
pueden ser desastrosos por la mezcla de sentidos, potenciados si cabe por las
circunstancias (animadversión de la gruesa mujer hacia uno mismo, la cantidad
de armas dadas y la dimensión de la pelea o alboroto realizado).
Posología:
Suministrar paulatinamente las armas una vez escogida la mujer, con
las debidas precauciones, llenando sus bolsillos con granadas de mano, dagas,
cuchillos y alguna pistola. Además un buen cinturón porta armas puede ser útil
para completar el armado. Después continuar con armas más contundentes y
pesadas, colgadas a la espalda y en ambos brazos. Puede haber sido útil
vestirla de camuflaje y tiznar su cara (si se deja) según circunstancias. El
proceso debe seguirse hasta que nos diga “basta” o hasta que nosotros juzguemos
si tiene todavía movilidad o no, por lo que deberíamos retirarle alguna de las
armas. Lista para el combate.
vaya teatrito que has armado, me sorprende este soliloquio de como una simple frase coloquial la has puesto de cabeza...
ResponderEliminarme gusto, me gusto....
http://www.youtube.com/watch?feature=pl ... CBeRtCunig
en verdad, que bueno que no dijistes echar desmadre...!! eso hubiera sido apotético
saludos y aqui andamos.
mario a.
Jajaja, Mario. Bienvenido, por cierto.
ResponderEliminarMe río porque incluso has encontrado un video sobre el tema. Sencillamente se trata de un ejercicio que realicé con el juego de palabras y esta frase hecha y su doble significado en castellano. Nada más.
Y, por supuesto, está lejos de pensar en ofender a nadie, y menos aún a las mujeres gruesas. Que quede claro.
Un saludo y gracias por pasarte.