"El mundo no se hizo en el tiempo, sino con el tiempo"

San Agustín

lunes, 30 de noviembre de 2015

El extraño caso de Antonio- de Jesús García Lorenzo

Jesús García es un escritor versado en relato corto impactante, cargado de giros originales y buenas historias. Tuve la suerte de contar con él para la antología solidaria Leyendas de la caverna profunda con uno de sus cuentos, en este caso uno de los más cómicos de la misma. En la contraposición se encuentra la riqueza, y aquí no se quedó corto.
Hace meses, al final, decidió recoger gran parte de estos relatos suyos, especiales para "trayectos cortos", como gusta decir el autor, y publicó su antología Brelatos
Animo encarecidamente a que la adquiráis de un modo u otro; estoy seguro de que disfrutaréis.


El extraño caso de Antonio (fragmento)

Una mañana, fría y amenazante de lluvia, Antonio se encaminó, como era su costumbre, a la cafetería para desayunar. Al doblar la esquina una espesa niebla lo rodeó, y nunca más se supo. Había desaparecido.
Al no saber nada de él, los compañeros de trabajo, extrañados, denunciaron su desaparición. Se comenzó entonces una búsqueda exhaustiva por todo el término municipal. La policía usó sus perros, los vecinos y conocidos fueron organizados en patrullas, todos estuvieron ojo avizor para encontrar una pequeña e insignificante pista que pudiera dar con el paradero de Antonio. Pasaron los días y poco a poco se fue reduciendo la búsqueda. La Ley de desaparecidos fue adquiriendo fuerza, y los investigadores judiciales dieron carpetazo al asunto, archivando el caso con la coletilla de: “Sin resolver”.
Pasaron dos años, y cuando todo el pueblo ya se había olvidado del caso, una mañana de otoño apareció Antonio en la cafetería Buen Día, pidió una taza de café largo cortado de leche y una magdalena. El camarero le sirvió el desayuno. Al terminar su desayuno y pedir que lo anotara en su cuenta el camarero lo reconoció. Sorprendido quedó sin habla. Tanto que no supo qué hacer. Quedó observando cómo Antonio abandonaba la cafetería dirección a la estafeta de correos.
Sin pensárselo un momento el camarero siguió sus pasos, no sin antes decirle a su mujer que volvía enseguida. Desde la acera de enfrente lo vio entrar en la estafeta a las nueve en punto; como era habitual en él. Cruzó la calle y empujó la puerta, pero estaba cerrada, miró a través del cristal y vio cómo las luces fluorescentes iban encendiéndose una tras otra. De repente un funcionario de la oficina se presentó al otro lado de la puerta. El camarero, que no lo vio acercarse, retrocedió unos pasos por el susto. El funcionario le señaló el cartel que colgaba en medio del cristal y donde se podía leer: «Cerrado».
—Hasta las nueve y media no se abre. —Gritó el empleado público.
—Acaba de entrar…
— ¿Entrar? Nadie. Aquí no ha entrado nadie. Vuelva luego.
Sorprendido por la contestación del funcionario se volvió a la cafetería. Mientras cruzaba la calle se preguntaba cómo no podían haberlo visto entrar. Se paró en la acera de enfrente, justo desde donde lo vio cruzar la puerta. Además, le había servido el desayuno. Recordó de pronto que había dos clientes en la barra cuando sucedió. Comenzó a correr para preguntarles antes de que se fueran.
Al llegar, su mujer, que entraba y salía de la cocina, le preguntó, recriminándole, dónde se había ido. No contestó, se limitó a dar un vistazo rápido al local buscando los clientes de la barra. Se habían marchado.
—Si buscas a los clientes que estaban desayunando les he cobrado yo.
— ¿Tú has visto aquí en la barra a Antonio esta mañana?
— ¿A quién? ¿Al que desapareció hace dos años?
— ¡Justo, ése!
— ¿Qué pasa, se ha ido sin pagar?
El camarero le contó lo sucedido, y su mujer lo miró, movió la cabeza y se volvió a la cocina.
A la mañana siguiente, a la misma hora apareció otra vez Antonio. Cuando, de espaldas, le oyó pedir el mismo desayuno, reconoció la voz, o quiso reconocerla. Al volverse lo vio salir dirección a la estafeta. Sin perder un momento salió detrás de la barra y lo siguió. En el mismo lugar que el día anterior se paró y observó como abría la puerta de la oficina, pero antes de entrar Antonio se volvió hacia el camarero y le dedicó una sonrisa. El camarero se deshizo del mandil y se quedó esperando media hora a que abrieran la estafeta. Al entrar recorrió con su mirada todo el establecimiento hasta que encontró a Antonio. Estaba sentado en una mesa realizando el trabajo de clasificación de cartas postales.
El camarero quedó allí parado en medio, sin poder apartar la vista de Antonio. Un funcionario se le acercó, y él le señaló hacia el lugar donde se encontraba Antonio.
—Allí no hay nadie.
— ¿Nadie? —Dijo el camarero— ¡Pero si lo estoy viendo!
Antonio dejó de clasificar cartas, levantó la cabeza y le dedicó una sonrisa. En ese preciso instante el camarero cayó redondo al suelo. Cuando llegó el médico, tan sólo pudo dictaminar el fallecimiento.
Pasaron dos años más, y la cafetería Buen Día cerraba sus puertas todas las noches a las once; el nuevo dueño no veía motivo para estar abierto más allá de esa hora, pues nadie acudía. Esa noche sin embargo se presentó un cliente pidiendo un café con leche. El nuevo dueño del local le informó del cierre, pero no quiso problemas y le sirvió el café con leche. Al terminar el cliente le pagó, y antes de irse le agradeció que mantuviera su local en buen estado, y desapareció en la oscuridad.
A la mañana siguiente a las ocho de la mañana aparecía en la cafetería Buen Día, pidiendo un desayuno, Antonio. El café estaba medio lleno y hubo dos clientes que lo reconocieron. Nadie le dijo nada. Al terminar el desayuno vieron como se dirigía a su antiguo lugar de trabajo. Uno de los clientes llamó a la policía antes de ir a la estafeta. No tardó en aparecer un coche policial en el café y otro en la estafeta. Al momento el juez de guardia levantaba dos cadáveres, uno en cada sitio.

Jesús García Lorenzo (continúa el relato en "Leyendas de la caverna profunda")



Jesús García Lorenzo (breve biografía literaria)

Primer premio del 8º concurso de relato corto de El coloquio de los perros, en Montilla (Córdoba).
Ganador de la mención de honor del 1º concurso de Prosófagos (foro literario internacional).
Ha colaborado en la publicación del libro de cuentos Necroslogía, una antología de la muerte.
Finalista Marítimo Portuario del XI Certamen de Narrativa Corta “Carmen Martín Gaite”
Ha publicado cuentos y artículos en la revista literaria virtual de Prosofagia.
Publica en su blog “Luz y papel” cuentos cortos.
En 2015 salió a la luz Brelatos , libro donde recopiló gran parte de estos cuentos de muy diversa índole.

2 comentarios:

  1. Gracias por tus palabras y por tu amistad.

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  2. A ti, Jesús. Y que pronto nos deleites con otro libro de buenos relatos.
    Un saludo

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